¿Estás preparado para negociar con tu hijo? Te contamos algunos consejos que quizás no sabías para salir airoso de una discusión con un niño
Negociar con niños
Seguro que alguna vez has presenciado alguna escena en la que un niño se enfada, llora o patalea porque no consigue lo que quiere. Cuando eres ajeno a esa situación, lo puedes ver como algo gracioso o circunstancial. Pero, si te toca vivirlo en primera persona puede resultar desalentador y frustrante. ¿Cómo actuar en estas circunstancias? ¿Castigo? ¿sumisión ante tu hijo? Nosotros apostamos por la comunicación. Pero ¿cómo negociar con niños en esos momentos en los que no os entendéis?
Lo más importante, cuando hay un conflicto, es no perder el control y saber escuchar: que te cuente cuáles son sus miedos, deseos o razones por las que está enfadado o a disgusto. De esta manera, él se sentirá bien porque percibirá que empatizas con él. Si es pequeño, le dará mayor seguridad que te sientes a su lado o te agaches para estar a su misma altura.
Negociar con niños pequeños
Después de escucharle, te toca exponer tu parte, de manera relajada e intentado hacerle entender por qué no estás de acuerdo con lo que dice o por qué piensas diferente. Tal vez de esa manera consigas que entre en razón y convencerle. Recuerda que no debes hacer chantaje emocional ni negarle el afecto por no estar de acuerdo con lo que dice.
Si no le has persuadido, es el momento de negociar. En ese caso, deberías seguir algunas pautas:
Piensa sobre lo que habéis hablado y si el niño tiene parte de razón.
Analiza cómo negociar con él, de manera que el acuerdo sea positivo y equilibrado para ambas partes. Si el trato es muy desproporcionado y le favorece mucho a él o a ella, ten en cuenta que puede volverse en tu contra en un futuro.
Es importante diferenciar entre edades. Es más fácil que te entienda un chico de 15 años que un niño de 6 años porque tiene más claras cuáles son las normas. Pero ¡ojo! no se negocia igual con uno que con otro.
Ten claro que hay cosas que no son cuestionables ni negociables. Como dice el título del libro de la psicóloga Mª Jesús Álava Reyes: el NO también ayuda crecer, y no olvides que la firmeza no está reñida con el afecto. Es necesario poner límites y normas básicas para su buen desarrollo psicológico.
Tampoco debes pecar de estricto y autoritario y prohibir continuamente, puedes ser flexible. Este, posiblemente sea el punto más difícil: saber dónde están los límites.
Cuando tengas claro lo que vas a negociar, echa mano de la técnica del sándwich, muy eficaz para lograr cambios de conducta y que se fundamenta en tres pasos: Comenzar con una frase positiva. Por ejemplo: “sé que eres un chico muy inteligente y que puedes sacar buenas notas…”. 2. Después hablas de la conducta que quieres que cambie: “he visto que últimamente las notan han bajado y me preocupa…”. 3. Para terminar, vuelves a decir algo positivo: “sé que puedes hacerlo mejor…”.
Nunca amenaces y menos con algo que no puedas cumplir como, por ejemplo: “si no te comes eso, hoy duermes en la calle”.
Negociar con tus hijos
Negociar con adolescentes
Cuando los niños llegan a la etapa adolescente buscan independencia y ser diferentes a sus padres. Suelen ser más rebeldes y negociar con ellos no es tan sencillo, a pesar de tener claras las normas. Además de seguir las pautas anteriores, no pierdas de vista algunas recomendaciones:
Sigue manteniendo la comunicación con ellos en esta etapa, porque se volverán más introvertidos.
Para negociar es mejor hacerlo en un lugar apartado, y no recriminarles nada delante de la gente.
Déjale hablar y no interrumpas: cuando sea tu turno, no utilices el imperativo y habla siempre en primera persona y no en segunda para que no se sienta señalado.
Piensa en soluciones que requieran por su parte cierto compromiso y responsabilidad. No impongas, busca siempre un punto de encuentro.
Negociar con adolescentes
En el caso de ser varios hermanos, es muy interesante repartir responsabilidades y negociar algún premio a cambio de que todos sean partícipes de esas responsabilidades. De esa manera, aprenderán a colaborar entre ellos y sentirán más fuerte el compromiso.
En definitiva, los niños buscan en los adultos un buen ejemplo, por eso, negociar no debe ser un chantaje ni una imposición, sino un gesto de empatía y comunicación para encontrar la mejor forma de resolver conflictos. Busca negociar con tus hijos siempre desde el respeto para que ellos adquieran valores que les empujen a convertirse en adultos justos y empáticos. Y recuerda lo que dijo Pitágoras hace 24 siglos “educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”.